Si paseamos por Madison Av. en la gran manzana podremos observar como ejecutivos de la publicidad se pasean orgullosos de las firmas que representan: Saatchi & Saatchi, BBDO, JWT, Leo Burnett, Draft FCB, McCann Erikson, Ogilvy.
Todas unas gigantes de la publicidad, con anaqueles repletos de premios y décadas de experiencia manejando los hilos de la comunicación de marcas en el mundo. Cannes recibe piezas de estas e innumerables ejemplos salen a relucir de sus bellos comerciales y sus técnicas progresivas para manejar la publicidad.
Aún así, promulgamos que el evitarlas es una buena idea para la mayoría de los equipos de mercadeo de todo el mundo. Tíldennos de locos, de tener una idea errónea del mundo del mercadeo de hoy o hasta de malcriados ilusos.
Pero una agencia de publicidad enorme y reconocida busca estas cosas:
- ganar premios
- ser la agencia más reconocida en el mundo
- atraer cada día más clientes
Cuando a nosotros como marketeros nos interesan agencias que se dediquen 100% a nuestros intereses y que se comprometan con apoyarnos en cumplir nuestros objetivos. Por eso la agencia ideal es aquella que:
No es muy grande (y nosotros somos su cliente más importante – por lo que el valor que tenemos es exageradamente mayor para ellos que para las agencias gigantes),
Que no tenga mucha burocracia interna (la libertad es la mejor amiga de la creatividad)
Que haya perdido a un cliente grande (Están ávidos de servirnos aún mejor y se esforzarán el doble por no perdernos, o mejor aún, para convertirse en un LoveMark para nosotros)
Por eso Seth comentaba en su blog esta mañana:
One reason so many big ideas come from small organizations is that there is far less fear of change at the top.